Por Qué Ya Nada Sabe Igual: El Decaimiento de los Productos Buenos y el Uso Excesivo de Aditivos
- Canal ISBCA
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Actualizado: hace 4 días
Cada vez más personas dicen lo mismo: “antes esto sabía mejor”. Y tienen razón. La calidad ha sido sustituida por durabilidad, apariencia y volumen.

Por Qué Ya Nada Sabe Igual: El Decaimiento de los Productos Buenos y el Uso Excesivo de Aditivos
Es un comentario común: “Este jamón ya no sabe como el de antes”, “el pan de la tienda es puro aire” o “las frutas ya no huelen a nada”. No es nostalgia: es una realidad. En las últimas décadas, muchos productos que antes destacaban por su sabor y calidad han sido transformados en versiones insípidas, uniformes y duraderas. ¿Qué pasó? En gran parte, el uso excesivo de aditivos reemplazó a los ingredientes de verdad.
Antes y ahora: de lo artesanal a lo rentable
Las abuelas cocinaban con ingredientes simples pero reales: carne con carne, pan con harina, leche con leche. Hoy, los mismos productos contienen listas interminables de componentes con nombres difíciles de pronunciar. La industria alimentaria priorizó la vida útil, el color perfecto y la textura artificial sobre el sabor auténtico y la calidad nutricional.
Muchos productos ya no están pensados para saber bien, sino para durar meses en anaquel, lucir bonitos en empaque y salir baratos de producir.
El uso excesivo de aditivos: qué son y por qué están en todo
Los aditivos son sustancias que se añaden a los alimentos para conservarlos, mejorar su sabor, color, olor o textura. No todos son malos, pero su uso excesivo es preocupante. Algunos ejemplos comunes incluyen:
Glutamato monosódico (potenciador de sabor)
Colorantes artificiales (como tartrazina o rojo 40)
Aromas “naturales” sintéticos
Estabilizantes, emulsionantes, conservantes, acidulantes…
El problema no es que existan, sino que reemplazan ingredientes reales. En lugar de usar frutas, se usa sabor a fruta. En lugar de mantequilla, colorante y aroma a mantequilla.
¿Qué consecuencias tiene esto?
Perdemos sabor real: Nuestro paladar se acostumbra a sabores artificiales, y cada vez es más difícil apreciar lo auténtico.
Se afecta la salud: El exceso de sodio, azúcar, grasas trans y aditivos químicos está relacionado con enfermedades metabólicas y digestivas.
Desaparece la identidad culinaria: Los sabores locales y las técnicas tradicionales se pierden cuando todo empieza a saber igual, en cualquier parte del mundo.
¿Qué podemos hacer como consumidores?
Leer etiquetas: Si un producto tiene 30 ingredientes y ninguno reconocible, mejor evítalo.
Buscar alimentos frescos y de temporada: Suelen tener más sabor y menos aditivos.
Cocinar en casa: Así recuperamos el control sobre lo que comemos.
Apoyar a productores artesanales y pequeños negocios: Su enfoque suele ser más natural y respetuoso con los ingredientes.
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